Perek 5, Mishná 1, continuación…

 

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Con diez enunciados fue creado el mundo. ¿Y qué se aprende de ello? ¿Acaso con un solo enunciado no pudo haber sido creado? Pero así fue para castigar a los malvados, quienes llevan a la perdición al mundo que fue creado con diez enunciados, y para otorgar una buena recompensa a los justos, quienes sostienen al mundo que fue creado con diez enunciados

 

Nos enseña el Midrash; El Santo Bendito Sea, preparó tanto el Jardín del Edén, como el Gehinom (Purgatorio); y advirtió a Adam y sus descendientes exhortándolos a no desviarse de Su camino… Les dijo: Si guardan con verdad Mi camino, he aquí que Yo los trataré bien tanto en este mundo como en el más allá. Si no lo hicieren así, el Purgatorio estará preparado para retribuirlos.

 

Sucedió una vez que un perverso recaudador de impuestos judío, y un gran erudito fallecieron el mismo día y en el mismo lugar. Todo el pueblo se reunió para asistir al entierro del gran erudito. Al mismo tiempo, los familiares del recaudador de impuestos acompañaban al féretro hacia su última morada. Ambos grupos fueron atacados a medio camino por unos maleantes que acechaban en la zona; todos los acompañantes huyeron asustados, y en su corrida dejaron caer ambos féretros para poder huir de los maleantes. Solamente un alumno se quedó al lado del féretro del que fuera su maestro, después que pasó el susto y los maleantes se fueron, los dignatarios de la ciudad regresaron para reanudar el entierro del gran erudito, pero los féretros del Rabino y el recaudador de impuestos de alguna manera se intercambiaron, el estudiante intentó decirles que estaban cometiendo un error, sin embargo, sus protestas se fueron a oídos sordos. Entonces, los familiares del recaudador enterraron al gran Rabino, lo que angustió mucho al estudiante: “¿Qué grave falta pudo haber cometido mi maestro para que fuera sepultado de una forma tan vergonzosa? y ¿Qué gran mérito pudo haber tenido aquel malvado, que había provocado un entierro con tanto honor?

 

Esa noche, su maestro se le apareció en el sueño y le dijo: “No te sientas mal por lo que viste, acompáñame y te mostraré los grandes honores que me prodigan en el Gan Éden, y déjame mostrarte también a aquel recaudador en el infierno, verás como las bisagras de las puertas del Gueinóm giran en sus oídos. Fui humillado porque cierto día, escuché hablar mal de un Talmid Jajam y no protesté por ello, así que fui merecedor de la sanción conocida como: “Medida por medida”. El recaudador, un día había preparado una comida en honor del ministro de la ciudad, pero el dignatario no se presentó, así que en lugar de tirar a la basura los alimentos, los repartió entre los pobres, y por esta razón fue sepultado con honores.[1]

 

Con diez pronunciaciones se creó el mundo, un hecho irrefutable es que el Santo Bendito Sea podía haber creado todo el mundo con sólo un dicho, pero lo hizo mediante diez, para informar a Sus criaturas, que Él recompensará inmensamente en un futuro a los justos que mantienen al mundo que fue creado con diez dichos, dado que existen preceptos por los que se recibe una gran recompensa, y solamente Él lo sabe. Los resultados de la recompensa o lo contrario, dependerán del esfuerzo y entrega que haya invertido el hombre. Y la intención no es para castigar a los transgresores y vengarse de ellos, pues Él no se alegra de que sean castigados. Él es Piadoso y Misericordioso, y “no quiere la muerte de los pecadores, sino que desea que ellos retornen de su camino equivocado”.

 

Un rey construyó un hermoso palacio, y lo decoró con los más bellos detalles de lujo. Asignó a dos lacayos para que mantengan limpio y ordenado el lugar. Uno, que apreciaba mucho al rey, se dedicaba todo el tiempo a cuidar el palacio; limpiaba las paredes y los pisos. El otro, que no apreciaba tanto al rey, no solo que no lo cuidaba, sino que a veces lo ensuciaba y estropeaba todas las cosas hermosas que había allí. El primero cumplía su función responsablemente, y además limpiaba y arreglaba lo que el otro descomponía. Cuando se enteró el rey, le dio al cuidador responsable, doble pago del que le fue estipulado, y al otro, no solamente que no le pagó, sino que le exigió resarcir todos los daños que ocasionó. Y eso es lo que sucede con los hombres justos y con los malvados, los primeros, no solo hacen lo que la Torá les encomienda, sino que arreglan lo que los demás arruinaron, y por eso reciben el pago de este mundo y del Mundo Venidero, y los otros, se quedan a veces sin gozar de lo que hubieran recibido en este mundo, y por supuesto que en el Mundo Venidero no les quedará nada...[2]

 

Otra enseñanza que nos deja la sentencia de la Mishná, es que si observamos bien las diez enunciaciones que menciona al principio del libro de Bereshit, veremos que siguen cierta secuencia, que va desde lo más simple a lo mas sofisticado; desde la materia más elemental hasta la más compleja, y el ser humano se menciona hasta el final, pues él es la cúspide y la coronación de toda la creación. El hombre es el único ser que puede percibir y razonar. Es la culminación de la Creación Divina. Cada vez que el Señor creaba algo, dice el versículo: "vio que era bueno". Sin embargo, después que creó a la persona, no dice que vio que era bueno. ¿Por qué?

 

Todas las demás creaciones son perfectas y completas. Apenas nacen, pueden valerse por sus propios medios. En cambio, el ser humano tiene que crecer y formarse, cuando madura posee el poder de discernir y elegir entre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto. Él mismo determinará al final de su existencia, si el Creador va a considerarlo algo “bueno", todo dependerá de él mismo...[3] ¡Qué enorme responsabilidad posee el humano! De cada una y una de sus elecciones y acciones dependerá si será merecedor de una gran recompensa o lo contrario. Si no tomamos conciencia, y no vivimos en conformidad de este principio, y dejamos que la vida corra a la deriva, ¿en qué seremos distintos a otros seres de la creación? Si caminamos por la vida sin un objetivo o un propósito, ¿cuál sería nuestra razón de vivir? Avanzar por la vida sin la plena conciencia de que fuimos creados a imagen y semejanza de nuestro Creador, y no tener presente en cada momento de que todo lo existente fue formado sólo para cumplir con nuestra misión, según lo explicado en la Mishná, podríamos ser considerados como si estuviésemos destruyendo el mundo entero.

 

Al cumplir con nuestras tareas, nuestras obligaciones y nuestro destino, estaremos proyectando luz y vida sobre el mundo. Estaremos santificando el Nombre Divino y estaremos sosteniendo al mundo que fue creado con los diez enunciados… by Elias E. Askenazi

 

 

“En gran medida no eres responsable de las circunstancias que forman tu vida. Eres responsable de cómo eliges responder a ellas”.[4]

 

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Jatzot (medio día): 12:33, Fin de Shabbat: 19:46 Rabenu Tam: 20:13

 

Para Refuá Shelemá de: Abraham ben Yemile, Rajel Jaya bat Adel Janom.

 

Leiluy Nishmat de: Yaacob ben Ruth, Yosef ben Elvira, Shajud Shaúl ben Boliza. Jayim bem Regina, Jayim ben Alicia, Victoria bat Esther, Eliahu ben Esther y Rabí Abraham ben Rajel. Deni Yedidiá ben Ruth

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Ver Rashí sobre Sanhédrin 44b.

 

[2] Extraído de Hameir LeDavid, tomo I, Pág. 30.

 

[3] Extraído de Kelí Yakar Al HaTorá.

 

[4] Rab Nejemiá Coopersmith.