Dime con quién andas y te dire quién eres…

 

“El hijo de una mujer judía salió, y era hijo de un egipcio”. 24:10

 

 

En la Perashá de esta semana, se mencionan las obligaciones de los Cohanim y el deber de cuidar las festividades encabezadas por el Shabat. Habla también sobre el encendido de la Menorá y el Léjem Apaním (Pan de la Proposición). Al final, la Torá nos cuenta que durante la travesía de los hijos de Israel por el desierto, el hijo de Shelomit bat Dibrí tuvo una riña con uno de los Hebreos por el lugar donde pondría su carpa, y en medio de la pelea blasfemó el nombre de Hashem.

 

Explican los Jajamim que, cuando los hijos de Israel estaban esclavizados en Egipto, el faraón había nombrado vigilantes hebreos sobre ellos, y sobre estos vigilantes había capataces egipcios que, cuando los esclavos no cumplían con su trabajo, castigaban a los vigilantes. Un día un capataz egipcio se introdujo en la casa de un vigilante hebreo mientras éste no estaba, y abusó de su esposa. Cuando el capataz vio al marido de esta mujer, que se llamaba Shelomit bat Dibrí,[1] comenzó a pegarle con intención de matarlo. En ese momento llegó Moshé y para defenderlo pronunció el Nombre Inefable y lo mató, después lo enterró en la arena.[2] De acuerdo a la ley, el producto de esa relación infructuosa se consideraba judío ya que su madre lo era.

 

¿Cómo puede ser que un individuo que presenció tantos milagros en Egipto, caminó entre las aguas congeladas del mar, estuvo parado frente al Ar Sinai y escuchó allí el nombre de Hashem… se haya atrevido a blasfemar y hablarle a Hashem de esa manera?

 

Aquel que no somete sus propias ambiciones y pasiones a la voluntad Divina. Esta falla puede conducir a la persona al asesinato y daños a la propiedad ajena, y otro tipo de delitos que conllevan el libertinaje y la rebeldía en contra de las leyes impuestas, hasta que finalmente, en su desfachatez termina cometiendo el inconcebible delito de blasfemar en contra del Creador.

 

Cuando el Am Israel avanzaba por el desierto, lo hacía ordenadamente por familias. Este hombre quería establecerse en el campamento de la familia de Dan, la de su madre, pero no lo dejaron, porque cada uno tenía que ir donde estaba su bandera; de acuerdo a la familia del padre, y no a la familia de la madre. Al verse desplazado, maldijo el nombre de Hashem. En ese instante, lo aislaron y esperaron a que Hashem dictara veredicto.[3]

 

Preguntó el Saba MiKélem: ¿Qué le molestaba a la tribu de Dan, que contaba con más de sesenta mil hombres, si aquel hombre hijo de un egipcio se establecía allí? Y respondió que de aquí vemos que un hombre perjudicial, hijo de un egipcio idólatra, cruel y egocentrista, podría dañar a toda una tribu…

 

En el Talmud encontramos un relato similar: sobre Miriam Bat Bilgá, de una familia de Cohanim en la época de los griegos. Aquella mujer se desvió del camino helenizándose y en una oportunidad ingresó al templo y pateando el altar desafiando a Hashem. ¿Cómo es posible que la hija de un cohen se comporte de tal manera? La explicación está en que todo depende de la educación, ella a pesar de ser la hija de un Cohen no necesariamente recibió la más pura y alta educación. Son muchas las personas que tienen doble cara e hipocresía, mostrándose como justos fuera de casa, pero dentro de su hogar hacen cosas inadecuadas. Lo mismo pasó con el hijo de Shelomit, seguro que no tuvo una buena educación, su padre era egipcio y su madre tampoco era muy correcta. Su constante hablar termino dejándola a merced de aquel egipcio lo que provocó su nacimiento. Esa falta de educación indujo que él se aleje del camino.[4]

 

Vemos cuán importante es la educación y cuanto deben invertir los padres en esfuerzo y sacrificio ya que el futuro se siembra desde la temprana edad y desde la tierna infancia se puede ver por qué camino continuarán nuestros hijos. Eventualmente, los verdaderos valores y perspectivas que nosotros, padres y maestros, plantamos a través de nuestro comportamiento (para bien o para mal) dan sus frutos. Si queremos criar hijos que sean buenos adultos, debemos sembrar las semillas de bondad en nuestra conducta. Ser un modelo no es fácil. Nuestros hijos nos ven a todas horas del día bajo todas las circunstancias. Mantener una buena apariencia ética las 24hrs del día no es cosa fácil, pero si queremos dirigir a nuestros hijos por el buen camino, no tenemos mayor opción que trabajar en nosotros mismos, para mejorar todas aquellas cosas que no nos gustaría ver reflejadas en ellos.

 

Otro punto importante es cuidarlos del ambiente. Los parientes uno no los escoge, pero las amistades sí, esta elección lo puede elevar hasta lo más alto o caer hasta lo más profundo…

 

Un Rab contó que en una ocasión ingresó ante el Rab Shaj con un joven que ya tenía Bar Mitzvá y le dijo: “Es sabido que el Jazón Ish se comprometió desde que cumplió Bar Mitzvá a estudiar Torá con sinceridad, y de esta obligación que contrajo surgió el Jazon Ish. ¿Qué le recomienda a este joven que haga? Rab Shaj le respondió: “Debe recibir sobre sí dos cosas: Una, no juntarse con malas compañías; y dos, no estar deambulando por las calles, sino que vaya de su casa al Bet Midrash, y de allí a su casa. Si así hace, comiendo y durmiendo según lo necesario, te aseguro que saldrá un gran sabio de la Torá.[5]

 

Tener amigos es muy importante, hasta tal punto que fue dicho que la persona sin un amigo es como la mano izquierda sin la derecha,[6] pero debe ser un amigo bueno, temeroso de Hashem y que se aparta del mal. La tendencia natural del hombre es dejarse llevar por las ideas y actos de su prójimo y amistades, y actuar de acuerdo con el comportamiento del lugar. Por tanto, el hombre debe unirse a los justos y sentarse junto a los sabios, a fin de aprender de sus buenas acciones.[7] Ya dijeron los Jajamim: Sube un escalón y busca un amigo.[8] Desvívete por ganar un amigo verdadero; no retrocedas ante ningún sacrificio. El amigo sincero será para ti un apoyo en la vida y además te impedirá desviarte del buen camino, te animará a practicar el bien. Si su amistad es verdaderamente desinteresada, será una bendición para ti.[9]

 

 Y así como un buen amigo trae la redención, lo opuesto es también cierto, un mal amigo causa un gran mal, puesto que es imposible no aprender de él y no imitar sus hechos, aun si lo hace en forma inconsciente, pero al final terminará haciendo aquello que no deseaba, por  honor o por vergüenza. Por ejemplo: si se salva de hablar mal, no se salvará de escuchar cosas indebidas. Si se salva de hacer el mal, no se salvará de transgredir la Mitzvá de reprochar al prójimo, y sobre sí tendrá que cargar la tristeza y la aflicción. Es fácil adquirir un enemigo, mas es difícil adquirir un amigo.[10] Por eso, cada jefe de familia debe ser muy cauto para separar a sus hijos de malos amigos y acercarlos a los Jajamim porque un hombre de amigos, tendrá más amigos.[11] Y el que camina con los sabios, se vuelve sabio.[12]-[13]

 

En conclusión; El versículo mencionó al sujeto: el hijo de la mujer israelita, su origen: el hijo de un hombre egipcio. Menciona también el nombre de la madre: Shelomit Bat Dibrí, y también informa la familia: de la tribu de Dan. Y las terribles consecuencias del delito cometido. Para enseñarnos que un pecador, no se hace sólo y además que con sus actos, no sólo se avergüenza a sí mismo, sino que humilla también a sus padres y a su familia. ©Musarito semanal

 

 

 

 

 

 

“El justo es guiado por su amigo, pero el camino del perverso conduce al extravío.”[14]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Recibió este nombre por entablar plática en demasía con otras personas.

 

[2] Shemot 2:12

 

[3] Rashí

 

[4] Sucá 56b

 

[5] Lule Torateja

 

[6] Meiri, Mishlé 17:17

 

[7] Rambam; Hiljot Deot, Cap. 61

 

[8] Yebamot 63a

 

[9] Rambam

 

[10] Yalkut Shimoní

 

[11] Mishlé 18:24

 

[12] Ibíd, 13:20

 

[13] Péle Yoetz; Amigo

 

[14] Orjot Tzadikim

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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