4.11 “Nófet Titófna Siftotáyij Kalá; Debásh Vejaláb Tájat Léshonej Veréaj Salmotáyij Keréaj Lebanón”.

 

“Néctar destilarán tus labios, novia Mía; miel y leche [hay] bajo tu lengua, y el olor de tus vestidos es como fragancia del Líbano”.

 

 

En Breve:

 

El Eterno alaba a Israel y le dice: “Cuando estudias Mi Torá, tus labios destilan néctar, refiriéndose a que cada una de las palabras de la Torá se compara a las gotas de miel que manan de un panal. Y el aroma de las Mitzvot que tú observas, alude a los preceptos que cumplimos con prendas de vestir, como, por ejemplo, la Mitzvá del Tzitzit y las ropas de los Cohanim y cuidar el no vestir prendas confeccionadas con mezcla de lana y lino. Todo esto es tan preciado para Mí como la fragancia proveniente del Líbano [el humo de las ofrendas ofrecidas en el Bet HaMikdash de Yerushaláyim que fue denominado con la palabra Lebanón (Líbano, que viene de la palabra Labán, blanco) porque traía el perdón que blanqueaba los pecados]”.

Profundizando:

 

Néctar destilarán tus labios, novia Mía: Las palabras que emanan de tus labios son dulces y agradables como si estuviesen destilando miel de un panal y como si bajo tu lengua hubiese miel y leche fluyendo de tu boca. Al declarar: …miel y leche [hay] bajo tu lengua, Shelomó Hamélej enfatiza el nivel de dulzor que emana de la boca de Israel. Y la metáfora alude a la consagración intensa al estudio profundo de la Torá.

 

…y el olor de tus vestidos es como fragancia del Líbano. Antiguamente perfumaban el ambiente y las ropas con un tipo de incienso compuesto por una variedad de hierbas, raíces y especias que recolectaban en el bosque del Líbano que producían agradable fragancia. Hay aquí una referencia metafórica a las Mitzvot relacionadas con la ropa, por ejemplo: El Talit (Manto) y la prohibición de vestir con ropa confeccionada con la mezcla de lana y lino (Sha'atnez).[i] Así también las ropas sacerdotales.[ii]

 

 

Enseñanza ética:

 

Todo integrante de Israel tiene la obligación de recordar todos los mandamientos y con este fin ordenó el Creador a Moshé para que hable con los hijos de Israel y les diga: Y llevarán Tzitzit[iii] sobre ustedes, a fin de que los vean y recuerden todos los mandamientos del Eterno y los cumplan, y no vayan en pos de sus corazones ni de sus ojos, tras los cuales ustedes se pervierten.[iv] El valor numérico del término Tzitzit asciende a 600, y añadiendo 8 por los ocho hilos y 5 por los cinco nudos, da un total de 613, el número de los mandamientos de la Torá.[v] Además los flecos pueden verse como una insignia real, recordándoles a quienes los visten que siempre están al servicio del Rey.[vi] Uno de los hilos de cada fleco debe ser teñido de color turquesa con la sangre de un animal acuático conocido como Jilazón.[vii] La identidad exacta de la criatura de la que se obtiene esta tinta azul se desconoce hoy en día, por lo cual no la disponemos y no teñimos los hilos como lo indica la Torá. La finalidad del color turquesa es para ayudar a quien lo viste a concentrarse en su deber hacia el Creador porque, como lo afirmaron los Sabios, se asemeja al color del océano, el océano al firmamento, y el firmamento al Trono de Gloria del Todopoderoso.[viii]

 

Cuando la persona fallece, se la envuelve en un Talit (vestimenta) sin Tzitzit (flecos), porque ya no tiene inclinación al mal y no necesita recordar las Mitzvot. Pero la persona viva tiene la obligación de usar Tzitzit para recordar las Mitzvot que el Todopoderoso le ordenó.

 

Cuando la nación judía marchaba durante el éxodo hacia Eretz Israel, acamparon en Shitim. Balak, el rey de Moab, se propuso obstruir el avance de Israel queriendo evitar el asalto por las tropas comandadas por Moshé. De hecho, él no sabía que Israel tenía prohibido atacar a Moab.[ix] Contrató los servicios del profeta Bil'am para que los maldijera. El Eterno protegió a Su pueblo y convirtió las maldiciones en bendiciones. Después del fracaso Bil'am aconsejó a Balak incitar a los varones israelitas a la promiscuidad; tan ansiosos estaban los moabitas y sus aliados midianitas de destruir a Israel que incluso la aristocracia mandó a sus hijas a ejecutar el plan. Los hijos de Israel fueron hacia las mujeres de Moab con la intención de comprarles lino. ¿Cómo puede ser que la Mitzvá de Tzitzit no haya logrado salvarlos del pecado? La respuesta es que los hijos de Israel no prestaron la atención necesaria a sus Tzitziyot, a fin de que los vean y recuerden todos los mandamientos del Eterno y los cumplan. En consecuencia, no tuvieron la precaución debida para salvarse del pecado, y no ir tras de sus corazones ni tras de sus ojos, tras los cuales ustedes se pervierten. Por lo tanto, la obligación de cada persona judía es enorme, porque además de vestir el Tzitzit debe observarlo con la atención debida para recordar las Mitzvot y en todo momento cumplirlas.

 

El Talmud relata la historia de una persona que era meticuloso en la Mitzvá de Tzitzit, que escuchó acerca de una ramera extremadamente bella y sofisticada que se encontraba del otro lado del mundo. Ella cobraba una cantidad exorbitante por el servicio. Cuando llegó el tiempo acordado, viajó hacia donde se encontraba ella y al sacarse el Tzitzit los hilos golpearon su rostro, volvió a vestirse y quiso escaparse. Ella lo persiguió y le preguntó: "¿Acaso has encontrado algún efecto en mí? ¿Por qué te escapas?". Él le respondió que no le había visto ningún defecto, pero que tenemos un mandamiento que se llama Tzitzit y que nos recuerda todos los mandamientos del Eterno. Cuando se quitó el Tzitzit, le dijo, recordó la Torá y al Creador y ya no pudo pecar con ella, por lo que decidió escaparse. La mujer se sorprendió de la fuerza de la Torá, que pudo llegar a detener a una persona cuando ardía en ella el deseo. Ella buscó al rabino de este hombre y le pidió que la convirtiera al judaísmo. El rabino le preguntó por qué quería convertirse y ella le dijo que, si los hombres deseaban más cumplir la Torá que lo que deseaban a una mujer, ella también quería ser parte de ese pueblo. El rabino observó que su intención de abrazar las raíces judías era auténtica, la convirtió y después le dijo a su alumno: "Ahora puedes estar con esta mujer de forma permitida. Por cuanto que no pecaste con ella, provocaste que se convirtiera y ahora puedes casarte con ella". Todo esto fue posible gracias a la fuerza de la Mitzvá del Tzitzit. [x]

 

Sucedió hace pocos años con un Avrej (estudioso de la Torá), quien poseía buenas cualidades, lamentablemente había enfermado gravemente. Luego de un tiempo de diversos tratamientos, comenzó a recibir quimioterapia en un hospital. Cuando llegó por primera vez para ese tratamiento, la enfermera que lo recibió le indicó que debía cambiar su ropa y vestir ropa especial esterilizada del hospital. El Avrej ya estaba al tanto de esta situación, y como sabía que no le iban a dar una ropa de cuatro puntas, trajo consigo un Tzitzit que previamente había lavado y esterilizado. Cuando la enfermera vio la prenda, le indicó que debía retirarlo. El Avrej intentó explicarle que lo había esterilizado, pero la enfermera se negó a hacerle el tratamiento hasta que no se lo quitara.

 

El Avrej estaba convencido de lo suyo y se sentó esperando afuera hasta que lo autorizaran a entrar con la prenda que tenía puesta. Pasaron tres horas y nadie lo llamó. Un joven doctor que pasó por ahí varias veces se sorprendió de verlo tanto tiempo esperando y le preguntó a quién esperaba. El estudioso de la Torá le contó todo lo que pasaba y el doctor entró para convencer a la enfermera que lo dejara entrar con el Tzitzit. A los pocos minutos regresó estremecido, se le notaba en su rostro su asombro. El Avrej le preguntó qué era lo que sucedía y el doctor le explicó: “Primero, debes entrar a hacerte el tratamiento. Puedes dejarte puesto el Tzitzit, ya estás autorizado. Luego te explicaré lo que sucedió”. Cuando terminó el tratamiento, se acercó el doctor al joven y con lágrimas en los ojos le dijo: “Yo soy un judío que aún no cumple Mizvot, pero en esta oportunidad vi cómo el Todopoderoso protege a quienes cumplen sus preceptos. Cuando entré a convencer a la enfermera de que no había ningún problema con tu prenda, quise ver el tratamiento que te harían y me estremeció ver que la enfermera se había equivocado, te habían preparado un tratamiento no correspondiente a tu caso y que te hubiera matado. Fue un error de la enfermera, pero si no te hubieses mantenido en usar esta prenda sagrada todo el tiempo, no sé si estaríamos hablando ahora. El cumplir con el precepto fue lo que salvó tu vida”.[xi]

 

El Talmud afirma: Siete personas se hallan excomulgados por el Tribunal Celestial, uno de ello es quien no se coloca los Tefilín en su brazo y su cabeza, ni los Tzitziyot en sus ropas, ni la Mezuzá en su puerta.[xii] En otro tratado del Talmud encontramos la cita: En todo momento tus ropas serán blancas,[xiii] lo cual se refiere al precepto de poner Tzitziyot en toda prenda de vestir que posea cuatro esquinas.[xiv] Y dice también que el hombre escrupuloso en este precepto amerita recibir la Iluminación Divina.[xv] ©Musarito semanal

 

 

 

“Cuán precioso es este mundo. Simplemente por una pequeña suma de dinero, uno puede adquirir una Mitzvá: dar a los pobres, adquirir Tzitzit, etc. En el Mundo Eterno no hay Mitzvot para ser adquiridas a ningún precio.[xvi]

 

 

 

 

[i] Metzudat David.

 

[ii] Ras”hí.

 

[iii] Pezoladas o flecos hechos de lana trenzada que se fijan a cualquier prenda de cuatro esquinas.

 

[iv] Bemidbar 15:39.

 

[v] Ra”shí.

 

[vi] Seforno.

 

[vii] Ra”shí.

 

[viii] Menajot 43b. Ver Shemot 24:10, y ver también Yejezquel 1:25.

 

[ix] Debarim 2:9-19.

 

[x] Menajot 44a.

 

[xi] Extraído del libro Tubejá Yabí'u.

 

[xii] Pesajim 113b.

 

[xiii] Kohélet 9:8.

 

[xiv] Shabbat 153a.

 

[xv] Talmud Yerushalmi, Berajot Cap.1 inc.2.

 

[xvi] El Gaón Rabbí Eliyahu (el Gaón de Vilna).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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