El cantar de los cantares

1.3 “Leréaj Shemaneja Tobim, Shémen Turak Shemeja, ´Al Ken A´lamot Ahebuja”

 

 

“Como el aroma de Tus aceites buenos. Aceite que emana es Tu nombre, por ello las doncellas Te han amado.”

 

En Breve:

 

Continúa la mujer (Israel) con su anhelo de acercamiento y manifiesta que extraña el aroma de los buenos aceites que emanan de su Querido (el Creador), pues solamente oír Su Nombre se asemeja al aceite vertido del cual se desprende un delicioso aroma. Finaliza el versículo explicando por qué se exalta el amor de las doncellas (las demás naciones) hacia Él.

 

Profundizando:

 

Israel recuerda con nostalgia aquellos actos en la historia donde Hashem mostró Su Presencia: como el aroma de Tus aceites buenos. Dicho bálsamo no sólo es benéfico para el que lo usa, sino que esparce su aroma permitiendo que los demás se deleiten con Su exquisita fragancia, queriendo decir que además de la merced obtenida por Israel, el impacto beneficia también a las demás naciones, por ello, las doncellas Te han amado.[1]

 

Las maravillas que el Todopoderoso realizó en Mitzráyim para salvar a Israel de manos egipcias llegaron también con el propósito de mostrar al mundo Quién lo creó, gobierna y dirige,[2] …aceite que emana es Tu Nombre. En realidad, todos los actos de Hashem de alguna manera impactan a todo el mundo. Por ello las doncellas Te han amado, refiriéndose a las naciones que se han acercado al judaísmo, ya que todas las creencias difundidas en el mundo se originan en las enseñanzas de la Torá.

 

Enseñanza ética:

 

El mundo está lleno de oportunidades para recordar al Creador.[3] Él se manifiesta en las maravillas de Su creación, en cada una podemos apreciar una fragancia distinta, entre mayor sea su sensibilidad y atención hacia lo que sucede a su rededor, mayor será su apreciación.[4] Hashem es como el viento, no se ve, pero se deja sentir a cada instante. El Pueblo de Israel, aunque no ve a Hashem, lo ama ya que percibe su “perfume…”.

 

Cuando la persona hace un alto en su ajetreada vida para observar con detenimiento la increíble obra a la que llama “Naturaleza”, encontrará un cúmulo infinito de bondad y sabiduría plasmadas en cada rincón del universo. Esto debe ser suficiente para despertar el sentimiento y el deseo de conocer y saber el Nombre grandioso del Creador:[5] Todo lo que creó Hashem en Su mundo no lo hizo sino por Su Propio Honor.[6] No existe nada en el universo que haya sido hecho sin sentido.[7] No necesitamos ir tan lejos, desde mi ser puedo ver al Creador.[8] Al ser humano se lo domina pequeño universo,[9] la constitución de su cuerpo está hecha de materia inanimada e inerte, pero con la capacidad de sentir, pensar, amar e infinidad de sentimientos más. Poseemos órganos que funcionan con una precisión tan exacta que nos es imposible replicar alguno de ellos. Aunque el ingenio humano pueda crear invenciones varias, nunca producirá ninguna invención más bella, ni más simple, ni más apropiada que la que el Todopoderoso Creó. Podremos moldear figuras, pero nunca lograremos darles vida para que realicen las mismas funciones. Y aunque algún día consiguiéramos hacerlo, sería imposible que pudiéramos crear una figura que se gestara dentro de esa misma figura, y además darle espíritu y alma de vida, órganos tan complejos y perfectos…[10]

 

Una galería de arte decidió realizar una competencia, en la que elegirían al más virtuoso entre todos los artistas. Seleccionaron un grupo de jueces, conocidos por su amplio criterio para interpretar las obras y el tema que eligieron fue: “Frutas acomodadas al lado de una ventana”. No limitaron el tipo, la presentación ni la cantidad del producto, tampoco había restricciones sobre la imagen del fondo, todo esto estaría a criterio del dibujante. Los artistas pusieron manos a la obra, el ganador se haría acreedor de grandes honores, fama y dinero, por eso, ninguno tenía tiempo para perder, apenas respiraban…

 

La presentación reunió gran cantidad de gente. Todos los cuadros estaban cubiertos, y a una sola voz, quitaron el manto que los cubría y en medio del silencio sólo se escuchaban exclamaciones ante tanta belleza y creatividad. ¡Qué realismo! ¡Qué forma de plasmar tanta variedad de frutos! Algunos presentaron cortinados, telas y ventanas de distintos estilos. Cada una de las obras era digna de llevarse el primer premio, pero el problema era que sólo una de ellas podría obtenerlo… De pronto, algo irrumpió la concentración de los críticos, un pájaro pasó volando entre la gente y se posó en una de las pinturas, intentando tomar una de las uvas pintadas sobre la tela. El pájaro se enojó al percatarse de que el fruto no era real y que sólo se trataba de una tela pintada, y en medio de su equivocación, decidió escapar a través de la ventana más cercana. A la vista de todo el público el pájaro volvió a chocar con la ventana pintada en el cuadro, y mientras la gente se divertía con lo sucedido, el pobre pájaro, en su confusión, movía sus alas con desesperación, buscando por donde escapar. Todos los presentes, a una sola voz, decidieron que ésa, sería la obra ganadora. Efectivamente, si el artista pudo expresar y hacer ver la naturaleza de tal forma que un pájaro pudo confundirse, entonces este pintor era indiscutiblemente el mejor de todos.

 

Dijo el Salmista: ¡Cuán grandes son Tus hechos, Oh Eterno; muy profundos son Tus pensamientos![11] Una de las misiones del ser humano es encontrar la Mano del Creador en todas partes, en la naturaleza, en los hechos cotidianos. Los privilegiados que observan y saben que todo fue hecho por el Todopoderoso, no requieren observar sucesos “sobrenaturales” para constar Su existencia, suelen encontrarlo hasta en los hechos más triviales.

 

Otra forma de descubrirlo es por medio de Su sagrada Torá; la fragancia que emana de las multifacéticas interpretaciones que provienen de sus textos, es el aroma de Tus aceites buenos; el delicioso perfume que deriva de cumplir cada Mitzvá. Un excelente ejemplo es el sagrado día de Shabbat, un bálsamo que alivia el alma de Israel: ¡Cuán placenteras son Tus palabras; endulzaron mi paladar más que la miel para mi boca![12]

 

Aceite que emana es Tu nombre, La filosofía de las naciones se compara al que utiliza el aceite para aderezar sus alimentos y disfrutar su sabor. Ellos utilizan la espiritualidad para sus propios fines. Ellos dicen: "¡Sé espiritual! Usa la religión para servirte a ti mismo…". El punto de vista de la Torá es diametralmente opuesto. Analicemos: "Es cierto que la función principal de la oliva es ser una fuente de aceite, que es útil para sazonar los alimentos, pero esto no es su función principal, el aceite tiene otro propósito más: Y deberás tomar aceite puro de oliva para la iluminación.[13] En estos tiempos de gran oscuridad, necesitamos más que nunca que el esplendor de la Torá ilumine y de pureza a la casa judía y todo lo que contiene. La Torá es como un faro que brilla en un oscuro mundo y sirve para orientar a todos aquellos que buscan el camino verdadero y adecuado: Sus sendas son agradables, y todos Sus caminos son paz.[14] Gocemos de su calor y de su luminosidad, porque ella es la única fuente de felicidad, sosiego y libertad verdaderas. El deleite que emana de Su nombre es indescriptible, acerquémonos a conocer la maravilla de la sabiduría que se encuentra plasmada en el manual que Él nos entregó, aprovechemos la luz que emana de ella. ©Musarito semanal

 

 

 

 

 

“Concédeme Tu luz y Tu verdad; ellas me guiarán, y me traerán hasta el monte de Tu Santidad y hasta Tu morada”.[15]

 

 

 

 

 

 

 

[1] Metzudat David

 

[2] Rashí

 

[3] Daat Jojmá Umusar, Vol. 1, pág. 135

 

[4] Shir Jadash

 

[5] Rambam

 

[6] Taanit 20b

 

[7] Abot de Rabbí Natán 31:3

 

[8] Iyob 19:26

 

[9] Midrash Tanjumá, Pekudé 3

 

[10] Meguilá 14a

 

[11] Tehilim 92:6

 

[12] Tehilim 119:103

 

[13] Shemot 27:20

 

[14] Mishlé 3:17

 

[15] Tehilim 43:3

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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