Perek 4, Mishná 1, continuación…

 

 

Ben Zomá decía: ¿Quién es el sabio? El que aprende de todo ser humano, pues fue dicho: “De todos mis maestros adquirí sabiduría, porque tus testimonios [la Torá] son mi conversación”.[1] ¿Quién es el fuerte? el que domina sus [malas] inclinaciones, como fue dicho: “Mejor es el paciente que el fuerte, y el que somete su espíritu es mejor que el que conquista una ciudad.[2] ¿Quién es rico? el que se contenta con su parte, como fue dicho: “Cuando comas del esfuerzo de tus manos serás feliz y te irá bien”,[3] serás feliz en este mundo y te irá bien en el Mundo Venidero. ¿Quién merece ser honrado? El que honra a las personas, pues fue dicho: A quienes Me honran honraré, y a quienes Me desprecian envilecerán.[4]

 

Los comentaristas explican que Ben Zomá está preguntando en esta Mishná, ¿quién es digno de elogio por ser: sabio, fuerte, rico y honorable? Veamos la respuesta que ofrecen nuestros Sabios, pero primero analicemos qué tienen en común las cuatro características planteadas por Ben Zomá. El punto en común es que son las aspiraciones de la mayoría de los seres humanos: todos quisiéramos tener sabiduría, riqueza, fuerza y honor. Aspirarlo no es malo, el problema es que hoy en día, la errónea percepción y comprensión de estos conceptos, está tan distorsionada, que se ha alejado bastante del significado que ofrece nuestra Torá. La mayoría de las personas piensan que cuando decimos que alguien es rico, significa que posee una gran cantidad de bienes, y vemos que no es así, es rico quien su esencia está llena, es feliz con lo que posee. En la escala de valores del judaísmo, la sabiduría, la riqueza, la fuerza y el honor, son cosas que se llevan dentro y no exteriormente. Dijo el profeta: Así dijo el Eterno: que no se vanaglorie el sabio con su sabiduría, ni el fuerte con su fuerza, ni tampoco el rico con su riqueza.[5]

 

Para comprenderlo mejor, citemos un relato que el Saba de Kélem utilizaba para enseñar este principio a sus alumnos: Había una vez un filósofo que viajó hacia la localidad donde residían sus maestros para poner al día sus conocimientos. Recién llegó, asistió a todas las disertaciones, tomó apuntes y escribió todo lo que escuchó. En el camino de regreso, una banda de asaltantes se lanzó sobre él. Desesperado, les rogó: llévense lo que quieran, sólo les pido una cosa. Mis escritos, mis notas, ¡eso no me lo quiten! Los asaltantes le preguntaron de qué se trataban aquellos escritos, y el filósofo les respondió que era toda la sabiduría que había estado adquiriendo en el transcurso de los últimos cinco años. Entre risas, los asaltantes le dijeron: "¿qué valor tiene tu sabiduría, si otros te la pueden robar?".

 

La verdadera sabiduría no es externa, sino interna. Si tu sabiduría no es parte de ti, entonces no es algo real. No es algo por lo que puedas jactarte. Repetir un libro de memoria, significa que posees una muy buena facultad de recordar, sin embargo, esto no se llama sabiduría. Un maestro que posee muchos alumnos tampoco significa que es una persona sabia. Un sabio, según la versión de Ben Zomá, no es quien enseña a muchos, sino quien aprende de muchos y gana de sus experiencias, es alguien que está presto a aprender de todo ser humano, aunque sea menor que él, o menos erudito, pues cada ser humano es único y cada uno tiene alguna experiencia de valor para compartir. Dijo el rey David: De todos los que me enseñaron adquirí entendimiento, pues tu Torá es mi conversación.[6] El sabio no nace siéndolo, él necesita estudiar. David estudiaba de todos sus maestros e iba incrementando su inteligencia por estudiar con ellos. Para él la Torá era su conversación y por la importancia de ella, se rebajaba a sí mismo para estudiarla de toda persona. Esta es una de las señales del que busca la sabiduría: la inquiere de cada persona y no se avergüenza con tal de obtenerla. Quien aplica este principio, tendrá acceso a las alturas de la sabiduría.[7]

 

¿Quién es fuerte? No es quien puede levantar algo sumamente pesado. Fuerte es el hombre que sabe oprimir sus instintos, aquellos que lo seducen a cada momento y ponen a prueba su resistencia. Es quien sabe contenerse de efectuar malas acciones, controla su ira y sabe decir “no” a sus pasiones innatas.[8]

 

¿Quién es rico? Aquel que sabe apreciar todo lo que posee y sabe compartir con otras personas, una persona así es feliz en este mundo, debido a que no necesita nada de los demás; le va bien en éste y en el Mundo Venidero. Alguien que no valora lo que posee, siempre vivirá afligido pues, quien ama el dinero no se saciará de él.[9] Entonces, ¿por qué creo el Todopoderoso la ambición? Para que el hombre siempre tenga el afán de buscar y estar siempre sediento por adquirir conocimiento de Torá, y cumplir Mitzvot. Uno de los motivos que empujan a la persona a no estar feliz y conforme con lo que posee, es por la inquietud del porvenir que no conoce. Los granjeros saben que sus vacas comen más en invierno que en el verano, y a pesar de esto, sucede que en verano engordan más que en el invierno. La razón de esta aparente paradoja es porque en invierno las vacas se alimentan del granero, mientras que en verano pacen en el campo. En invierno ven ante ellas una cantidad abundante de alimento, pero es limitada, y entonces presienten que no va a ser suficiente, comen con desesperación y aunque consumen más alimento, no suben de peso. Guardando las distancias, así se siente el ser humano con respecto al futuro, aquel que vive inseguro y nervioso pensando si lo que posee no será suficiente para el futuro, el dinero no le rinde. Pero aquel que, invierte el esfuerzo requerido y confía y que tendrá el pan en su cesto para cada día y no se preocupa por que tendrá mañana, vivirá tranquilo, sano y muy contento. El Todopoderoso alimenta a todos los pájaros. ¡Sólo que Él no les tira la comida dentro del nido, deben salir a buscarlo!

 

¿Quién merece ser honrado? ¿A quién realmente debemos respetar? ¿Quién es digno de imitarse? Aquel que busca la enseñanza de cualquier persona. Al que obtuvo la presea de fuerte por saber controlar su ímpetu, y al que sabe mantener un sabio equilibrio en sus emociones, aquel que no despojará a su semejante ni lo dañará. Al rico que no busca los honores, ni abusa de su posición, el que sabe disfrutar lo que posee y sabe también compartir con los que no tienen. Honorable es quien huye del honor,[10] es quien valora, respeta y brinda honor sincero, beneficia a todos los que se encuentren a su alcance y les concede la estima que cada uno le corresponde. © Musarito semanal.    by Elias E. Askenazi

 

 

 

“El objetivo de la sabiduría no es conocer las cualidades humanas, sino practicarlas”.[11]

 

 

 

 

 

 

 

[1] Tehilim 119:99.

 

[2] Mishlé 16:32.

 

[3] Tehilim 128:2.

 

[4] Shemuel I 2:30.

 

[5] Yirmiyá 9:22.

 

[6] Tehilim 119:99.

 

[7] Rabenu Bejayé Ben Asher.

 

[8] Hameiri.

 

[9] Kohélet 5:6.

 

[10] Erubín 13b.

 

[11] Rabí Itzjak Abarbanel.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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